viernes, 31 de agosto de 2018

Lo único urgente

En este largo turno de 24 horas del que acabo de salir, he hecho, los que probablemente más nos cuesta a los médicos cuando vemos a un paciente: NO hacer nada. 
Bueno, más bien no hemos hecho nada de lo que "nos entrenan a hacer", puesto que no hemos aplicado ninguna medida más que manos y oídos en las tres veces que hemos acudido al domicilio... hemos paliado y hemos acompañado a la familia en ese, que debería ser siempre íntimo, momento de despedirse de un ser querido.

A eso no nos enseñan en la facultad.

Y es complicado no hacer coraza, no obviar el sufrimiento ajeno u olvidar los sentimientos propios y los avisos en cola. Y te sientas en el borde de la cama, y hablas, y apoyas...
Y te marchas con el corazón encogido, pensando si podías haber hecho más, con unas tremendas ganas de volver a casa y abrazar a los tuyos, y con una gran lección que a menudo este trabajo nos recuerda.


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